Hoy volví a despertarme pensando en ti,
en el fuego tan ardiente de tus ojos,
en la suavidad inolvidable de tu piel,
en tu voz inconfundible y en tu acento,
en tu risa estruendosa, en tus labios de nube,
en tu saliva incombustible y deliciosa.
Hoy volví a dormirme pensando en ti,
en cómo voy a sacarte de mi mente,
en cuántos cuerpos tendré que buscar tu olor,
en cuántos meses voy a estarte extrañando,
en cuántas lágrimas voy a llorarte,
y cuántos poemas voy a escribirte.
Tú fuiste la vida atravesándome sin esperarlo,
y te has quedado pudriendo todo el futuro,
como un tatuaje infectado que no se cura,
como una llaga que arde y que supura,
como una daga que se retuerce y se clava.
Mañana despertaré, y será lo mismo,
desde que abra los ojos te harás herida,
te buscaré en otra piel y no lograré hallarte,
me emborracharé por ti, volveré llorando,
y te escribiré otro poema echándote de menos.
Mara Gonmarri