Quiero ver, sentir y abrazar lo que haces bien, lo que haces mal. Dime sin más qué he perdido en mi descanso, en tus paseos. ¿Qué lamentos pude evitar? Aunque sea tarde para cantar, rimar los nombres de tus amados, limar mis bordes, podar las flores y regar juntos grandes jardines. Olor a fe en tus palabras que tienen calma y también rabia. Sigo escuchando, sigo perdido en tus manías, en tus quebrantos. ¡Tantas lecciones he de sangrar! Aunque esté lejos de tus hazañas, me haces parte al compartir el vino, el pan, la cruel angustia, las horas laxas, juntando estrellas.
Sobre el autor

Nací en un pueblo de Veracruz húmedo y asolador. Emigré a la Atenas veracruzana a los cuatro años, donde aprendí a cultivar la pintura, la música y la literatura, enamorándome de dichas formas de manifestar el poder de creación del que gozamos como especie. Creo en el misticismo religioso y en la transmutación del dolor a través de la fe, ciega de preferencia. Soy hombre casado y de familia, siervo de Dios. El 90 % de mis amigos son caninos. Respirar y sentir que inhalo y exhalo junto con el mundo es mi idea de paz terrena. Practico —ya sea dormido o despierto— el jazz y el ensueño.