En algún momento del viaje te arrebataron de mi mano y qué puedo decir, quedó un vacío con tu figura en mi costado con las curvas de tu cuerpo grabadas, como si la vida te hubiera arrancado a la fuerza de mi lado, hasta dejar un hueco por dentro. Desde entonces el universo se expande sin control porque tu ausencia no entiende de magnitudes, ninguna mano encaja entre los huecos de mis dedos, algo así como la pieza que completa el rompecabezas pero con tu cuerpo y mi costilla, como las cuatro letras de mi nombre que sólo suenan si las pronuncias tú. Ninguna otra mujer encaja, nadie está a la altura, nadie abraza igual. He intentado acoplarme con otras mitades, completarme a la fuerza, pero no sirve de nada. Nadie cabe en los zapatos de otro más aún cuando la talla les queda grande, no hay besos ni sexo ni vida que me pueda llenar.
Autor: Joel Estrada