Mi casa es donde habitan los monstruos una vez que la sordera ha cubierto la cama con sus tenazas la transfiguración de cada uno de estos inquilinos jamás dejará de asombrarme por si alguien se toma el tiempo de llegar aquí con agua o fruta daré más referencias es aquí donde los bloques y los árboles talados asoman con el haz del eterno anonimato los rostros de sus residentes son tan felices que logran la fusión con el resto del vecindario en cambio aquí en mi encierro se objeta cada bocanada en el alféizar las paredes muestran salmos de índices apuntándome en levántate y anda como si fuera fácil ser lázaro me quedaré entonces despierto esperando una visita ahora que por fin pude lanzar hacia las olas que pretenden derrumbar mi casa esta carta en el calor de una botella.
Carlos Cavero