Intenta alabar al mundo herido. Recuerda los largos días de junio, fresas silvestres, gotas rosadas de vino. Los hierbajos que metódicamente invadían las casas abandonadas de los desterrados. Debes alabar al mundo herido. Mirabas yates y barcos, uno de ellos tenía que emprender un largo viaje, al otro le aguardaba sólo la salobre nada. Veías refugiados caminar hacia ninguna parte, oías a los verdugos cantar alegremente. Deberías alabar al mundo herido. Recuerda aquellos momentos, en la habitación blanca, cuando estabais juntos y el visillo se movía. Vuelve con la mente al concierto, cuando estalló la música. Recogías bellotas en el parque en otoño y las hojas sobrevolaban girando las cicatrices de la tierra. Alaba al mundo herido y la pluma gris perdida por un mirlo, y la luz delicada que vaga y desaparece y regresa.
Sobre el autor

Adam Zagajewski es un poeta, novelista y ensayista polaco. Es un miembro conocido de la Generación del 68 en su país y uno de sus más famosos poetas contemporáneos.