Hace algunos años tuve el placer de conocer, mediante las redes sociales —como no podía ser de otra forma, debido principalmente a la distancia—, a Liany Cobo Rodelo (conocida en las redes como Liany Color), poeta colombiana quien en estos años ha compartido parte de su repertorio en sus espacios virtuales y que ha tenido la oportunidad de participar en proyectos literarios.
Hoy comparto con nuestros lectores de Sexta Fórmula una entrevista sucinta que tuvo la amabilidad de brindarme, con el objetivo de darla a conocer a más personas, que es finalmente una de las razones por las que existe este espacio: dar cabida y visibilidad a escritores con talento de distintos países. ¡Que disfruten!
Comencemos hablando de la mujer detrás de las letras. ¿Quién es Liany, como artista y persona?
Soy una mujer sensible, y he logrado vivir esa sensibilidad como mi más grande fortaleza. Soy una mujer apasionada, que ha aprendido a sentir intensamente y a dosificar las emociones y los sentimientos en la misma medida en que amo. Y bueno, la artista es el resultado de todo eso. Esa es Liany, esa soy.
¿Cómo fue tu acercamiento con la escritura?
Si me preguntas por la edad que tenía cuando empecé a escribir, pues realmente no recuerdo, pero sí sé qué me movió a escribir los primeros textos. Fue la intensidad de las emociones, que son avasallantes, y es un intento de nombrarlas, de caminar por esas emociones, esas imágenes, esos anhelos. Los primeros libros que leí fueron los sugeridos por los profesores de la secundaria, pero lo agradezco, pues me sirvieron como boletos a ese viaje que me permitió visitar la literatura. Es decir, yo recuerdo con mucho cariño esa época en la que, es verdad, el colegio te impone los textos, y los lees para sacar adelante las actividades, talleres académicos, pero realmente fue un ejercicio que yo disfruté mucho.

Tres poemas de Liany Color en la revista María Mulata, número 33 (edición especial de agosto, 2020)
Muchos poetas dicen sentirse presos y libres, al mismo tiempo, en la poesía. ¿Cómo interpretas esto? ¿Pasa también con Liany Color?
Bueno, para responder esta pregunta, debo hablar de mi experiencia. No podría hablar en los pies de otros escritores o poetas. Sentirme presa y libre al mismo tiempo en la poesía, creo que dista mucho de mi vivencia, realmente. Y debo decir que para mí existe la poesía que me gusta y la poesía que no me gusta, porque así lo veo y lo siento como lectora, como poeta, como mujer, como ser humano. Esa poesía que me gusta realmente no es jaula, cárcel o cadena; para mí no lo es. Para mí la poesía representa la libertad que como artista puedo darme. Todas las libertades a las que tengo derecho y a las que no tengo derecho. Eso es lo que experimento con la poesía, tanto al escribirla como al leerla, porque me cuido mucho de leer cosas con las que no me identifico o que simplemente no me cautivan, no me seducen. Hubo un tiempo en que fui muy soñadora con la escritura, y decía que había que hacerle apología al amor siempre que se escribía, porque ya había muchos textos de desamor, de desesperanza, de abandono, de traición, de toda esa gama. Decía que había que darle un vuelco al tema, pero fue un objetivo y un sueño que no logré cumplir. En el camino me di cuenta de que hacen parte de la vivencia el poder escribir sobre el amor, el desamor, sobre la tristeza, el gozo, la muerte, la pérdida, el duelo, todo. Es absolutamente necesario. Lo descubrí, lo aprendí y me apropié de eso. Es necesario darse las libertades para expresar aquello que nos produce profundo gozo, alegría, éxtasis, felicidad, y también la otra cara: la tristeza, los dolores y todo eso. Creo que, en mi caso, no aplica el sentirme libre y presa, definitivamente.
¿Quiénes son tus autores predilectos, aquellos que más lees?
Las autoras que más me gustan y las que más disfruto leer: Estefanía Mitre, Leonor Anton, Sara Búho, Adriana Acosta. En el caso de autores, me gusta mucho la poesía de Luis Mallarino, Miguel Gane, Heber Snc Nur y Diego Ojeda. De seguro existen más, pero son los que más tengo presentes en este momento, y eso se debe a que es en cuyos textos donde más me encuentro, porque creo que el gusto por un autor va muy de la mano también en qué tanto acerca tu ser, tu humanidad, a lo que escribe.
¿Tus influencias vienen de la poesía únicamente o también de la narrativa?
Yo creo que la poesía y la narrativa dialogan entre sí, pero la poesía es lo que más disfruto. La narrativa definitivamente tiene su encanto, tiene esos elementos que pueden seducir, conquistar, atrapar, pero lo que más me ha influenciado es la poesía.
¿En cuántas antologías participas y cómo fue que te involucraste en esos proyectos?
He participado en una sola antología hasta el momento, llamada «Antología Hispanoamericana de Poesía Vérsame Mucho», eso fue en el año 2019, de la editorial mexicana Plumas Negras. Fue una invitación que recibí de Adriana Acosta, que es una mujer que admiro mucho, de la que aprendo permanentemente, que se ha convertido en mi maestra en este mundo de la poesía. Me invitó y me animé. Envié los poemas y, afortunadamente, a Dios gracias, fui seleccionada para ser parte de este proyecto. Fue uno de los momentos más emotivos saber que iba a ver plasmadas mis letras en un proyecto de talla internacional. Es uno de los momentos más bonitos que atesoro en el corazón y en la mente, desde que me tomé en serio todo esto de escribir poesía.


¿Qué planes tienes parar el futuro con respecto a tu carrera literaria?
Me gusta más hablar de confiar que de planear. Esta época nos ha enseñado que hacer planes, en algunos casos, puede tornarse inútil. Hace dos o tres años me ha funcionado bien el ir avanzando un día a la vez. Tengo muchos sueños, anhelos, que tienen que ver con la poesía, con poder llegar a más corazones, con regalarme la posibilidad y regalarle la posibilidad a nuevos lectores de encontrar un espejo en lo que escribo, un camino al despertar, a identificarse, a sanar, a sentir, a reconocer esa vulnerabilidad, esos matices que nos señalan que estamos vivos. Que se siga difundiendo mi trabajo por todos los medios, pero lo que definitivamente más ilusión me da es poder tener mi primer poemario en formato papel. Es mi sueño dorado. Podría hablar de muchos otros sueños, pero eso es lo que me robaría el aliento, y es lo que más me hace brillar los ojos.
¿Hay un libro en especial que te haya marcado?
El libro más poderoso que me he leído en los últimos cinco años es «La maestría del amor», de Miguel Ángel Ruiz Macías. Significó para mí un despertar un poco más profundo de lo que cualquier otro libro ha podido lograr en mí como lectora.
Aparte de la escritura, ¿a qué te dedicas?
Tengo formación profesional en administración de empresas y llevo más de trece años ejerciendo estudios técnicos y profesionales que tengo en el área administrativa, comercial, operativa, de servicios en diferentes empresas y organizaciones. Soy mamá también. La mayor parte del tiempo de los últimos dos años he estado dedicada al hogar, a mi familia. Básicamente a eso me dedico aparte de la escritura.

¿Qué nuevas experiencias te ha traído el hecho de publicar tu trabajo en internet?
Cuando compartí mis textos en redes sociales, no dimensioné el resultado y superó mis expectativas. No tenía ninguna pretensión en ese momento, cuando di ese primer paso hace algunos años. Y bueno, lo más interesante, lo que más me nutre como ser humano, como mujer, como artista es la conexión que se puede lograr en los ojos de otros corazones, de esos lectores que se identifican, que logran sentir a través de mi poesía o de mis experiencias, de mis ejercicios de escritura. Eso es lo más bonito. La experiencia ha sido totalmente positiva.
Siempre hay críticas. Como aprendí este año también, la literatura es un organismo vivo, que crece, que se expande, que se contrae, que evoluciona y ahí está también la crítica. Lo más importante es hacer algo que te apasiona, que te nutre, si el motor es el amor, entonces vale la pena. Esa ha sido la experiencia y los aprendizajes. Que vale la pena creer en lo que haces y saber que tus dones, tus talentos, todo aquello que se te ha entregado, tiene un propósito, que es el de servir. Y me parece que la poesía es la forma más bonita de poder servir con un propósito de amor. Yo me siento muy feliz. Aunque tengo el sueño de publicar mi primer poemario, creo que el avance ha sido bueno y que las redes sociales han abierto un camino; me han permitido avanzar, aprender, explorar, entenderme. Esa ha sido mi experiencia con las publicaciones en internet.
Liany Color ha hecho énfasis en la libertad que otorga el ejercicio creativo de la escritura, especialmente en la poesía. Nos invita a disfrutar de las sensaciones que despiertan las letras plasmadas con pasión, esmero y, sobre todo, un profundo amor al arte, a la vida, a nuestra felicidad y a nuestro dolor, porque ambas facetas conforman la unidad de nuestras experiencias. No siempre tendremos días buenos, pero siempre podremos convertir esos días en un aliciente para el arte.
Quiero aprovechar para anunciar que, a partir de ahora, Liany Color forma parte de los autores recurrentes de Sexta Fórmula y su presencia en este portal será constante, con sus producciones poéticas. Invito a todos nuestros lectores a seguirla en sus distintas redes sociales y compartir el arte poético, que tanto nos gusta, que tanto nos inspira.