Y es que en la soledad de mi habitación
cuando las luces se apagan,
vienes a mis pensamientos,
palpitan las horas por la piel en llamas
y se van llenando con tu esencia.
Las gotas de sudor caen entre las rodillas
mientras mis ojos deliran,
mientras mis labios te buscan
hurgando con los dedos en tu nombre,
palpando cada recuerdo que se llena de ti.
Y es que tu voz,
como canto de guitarra,
viene a encantar a mis ramas
que de a poco toman el color
de cada nota que de a poco asoma
el aroma de ti con tu recuerdo en los cabellos
despeinándose las memorias
que aún no se han inventado
y que esperan todas en tu honor.
Y es que en la soledad de mi habitación
cuando estoy sola,
estamos los dos.