Me he despedido de mi vieja libreta.
Sí,
de esa libreta gastada y deshojada,
llena de garabatos y rayones.
La arrojé a la basura en un arranque de impotencia.
Quería prenderle fuego,
quería verla arder hasta que fuera sólo ceniza y nada más,
ceniza y tinta;
el viento vendría después y se llevaría parte por parte la montaña de polvo negro y hollín.
Así me desharía de ella;
desaparecería para siempre,
dejaría de existir,
así,
sin dejar rastro…
igual que yo.
Al final decidí que no valdría la pena,
no valdría el esfuerzo ni de coger un mechero.
No, no lo valdría.
Era solo una libreta llena de garabatos y rallones;
hojas manchadas hasta el cansancio de garabatos y rallones.
Sólo era pasado,
un pedazo de una historia que nunca tuvo lugar,
un fragmento de la fantasía de un tonto.
Sólo era una libreta llena de garabatos y rallones…
de letras,
de recuerdos,
de la ilusión de volverte a ver;
una libreta sólo llena de mí.
Me he desprendido de mi vieja libreta.
Sí,
de esa libreta doblada y despedazada,
llena de recuerdos
y sueños.
Me he desprendido de una parte de mí.
Dicen que soltar al pasado ayuda a sanar;
y aunque llevo una vida soltando para poder sanar,
las grietas que esa libreta dejó son imposibles de reparar.
Son heridas de un objeto perdido.
¿Cómo encontrar al culpable
si jamás existió uno?
Es pura ley de vida: venir con el corazón hueco.
Así nace uno,
con la falta impregnada en las entrañas,
en las comisuras de los labios.
Así muere uno,
con la falta heredada
a los que se quedan.
Y de falta en falta
se repite el ciclo.
Todos estamos condenados.
Presos bajo las fauces de lo innombrable,
porque eso que nos marcó
nunca tuvo nombre.
Me he despedido de mi vieja libreta,
le he dicho adiós.
Espero encuentre un reúso mejor
y que sus letras se mezclen con el rocío del amanecer.
Me he desprendido y le he dicho chau al recuerdo de mi timidez,
le he dicho adiós a la ira de mi inseguridad,
a la imagen de este infeliz que te amó.
La arrojé a la basura como quien se sacude la pereza para recibir a un nuevo día.
La arrojé a la basura y luego lloré su pérdida.
Lloré su pérdida sin saber qué perdí.
Sí.
La arrojé y luego lloré.
Dicen que soltar al pasado es el primer paso para poder avanzar.
Pero no te dicen lo mucho que cuesta
ni lo difícil que es…
tampoco lo profundo que duele.
Dicen que soltar al pasado…
Qué puta manía con el pasado.
¡Soltarlo no ayuda!
¡Soltarlo no cura!
Dicen que soltar al pasado ayuda.
Soltarlo es sólo un suicidio.
Me he desprendido de mi vieja libreta.
La boté a la basura en un arrebato de ira,
en un intento por olvidarte,
por deshacerme de ti.
Ahora no sé cómo encontrarte.
Olvidé que me perdí en ti y todo lo que perdí en ti.
Olvidé que habías olvidado y así morí.
Me deshice del último indicio que atestiguaba mi existencia
y así desaparecí.
Me despedí de mi vieja libreta llena de garabatos y rallones.
Me desprendí de ti.
Me despedí de mí.
Joel Estrada