Dime de qué me sirve tenerte presa en mis poemas, si la melodía de tu voz deleita a otros oídos; tu mirada hipnotiza al que te mira fijamente; el arqueo de tus cejas las produce quien halaga la belleza de tu inteligencia y procedes a obsequiarle tu hermosa sonrisa por recibir un piropo original. De qué me sirve llevarte entre las redes de mis poemas, si otro es el que acaricia tu suave piel, otro es el que disfruta ver cómo te arqueas cuando se desborda tu manantial de placer.
Fido