Aléjate silenciosamente de la gente que te gasta.
ALBERT CAMUS
¿Cómo me alejo de mí mismo del vacío, de la herida, de la nada, de la falta que me atraviesa? ¿Cómo borro las huellas del pasado, las memorias de batallas perdidas, los inviernos en primavera, lo que pudo y no fue, en resumen, recuerdos de Vietnam? ¿Cuál es la clave para recuperar el tiempo perdido, las caricias mal gastadas en los amores de fin de semana, los perdones asfixiados en la garganta, todo el amor que no te di y que se fue al mismo lugar donde van los besos que no se dan? ¿Cómo escapo de lo que llevo dentro, si vaya a donde vaya, haga lo que haga, intente lo que intente este vacío que me habita con nada se puede llenar? Llámense como se llamen, ninguna mujer lo puede llenar. ¿Cómo resignificar las cicatrices del lenguaje de tus seseos, esas palabras no dichas que me fundan y nombran; esas palabras impronunciables que me simbolizan y contienen? ¿Cómo asir la cuerda de lo intangible y trepar por ella hasta coger el objeto de mi deseo, ese objeto que ni siquiera yo conozco, ese objeto que por más que busqué nunca lo podré encontrar? ¿Cómo retomo el control de una vida sesgada por el capricho, si la misma fuerza que me empuja a construir puentes y carreteras que no llegan a ningún sitio, es la misma que desdibuja todo rastro del camino de regreso a ti? ¿Cómo me alejo de mí mismo, de mi fantasma, de mi deseo, del goce mismo, de esta vida que me desgasta?